martes, 24 de mayo de 2016

AXO, EL ALUPIO Y LA MONTAÑA 39 (La historia de una criatura humana(?) de ocho centìmetros



Muchos aseguran que viaja en las nubes amarillas cuando quiere visitar el imperio de los cedros y los robles cerca a las montañas transparentes del centro de Columbus.  
Cuando Axo y el alupio entraron a la habitación de Poros, vieron un globo cristalino del tamaño de un balón de futbol, iluminando por luz intensa que nunca se apagaba. 
Había sido un regalo de los habitantes de la galaxia Sirio cuando vinieron de un planeta de allà en una nave plateada que iba de un extremo a otro del universo con el poder del pensamiento. Visitaron a Poros para proponerle que se fuera con ellos a causa de su gran saber, pero Poros no quiso abandonar a su gente ni a su planeta y los Sirios se fueron, instantàneos prometiendo volver.
“Ese globo nunca ha dejado de alumbrar aunque han pasado siete mil cuarenta y cinco años desde que fue fabricado” dijo Poros apoyando la mano derecha sobre la esfera de cristal. “Será la única lámpara del mundo que alumbra así de eterna” dijo Axo tocándola suave. “Si, es la única”, repitió Poros acercándose a una pared en la que Axo vio una piel roja de un perro salvaje de Herveo estirada y clavada con pequeñas puntillas. Temblaba cada vez que Poros entraba a la habitación…….. y la tocaba. Ahorita el estremecimiento fue tan fuerte,  que solo quedó agarrada de dos puntillitas. Las otras saltaron cayendo con un ruido extraño, perdiéndose en alguna grieta del aire.  
Poros le dijo al joven que el espíritu del perro estaba pegado en la piel y por eso parecía tener vida. Formaba parte de la colección de cosas raras que el jefe guardaba con gran celo en sus habitaciones. “ Tiene cosas muy interesantes aquí” le dijo Axo levantando el brazo para tocar la piel que otra vez se estremeció violenta. “Si, pero perdí muchas, cuando los Lapones incendiaron el pueblo hace cinco siglos. Quemaron manuscritos en los que se leìa que los habitantes del planeta H-39 adiestraban a los humanos en la fabricación de naves galácticas, capaces de desplazarse a cualquier parte del universo en menos de un segundo. Perdí también una colección de voces grabadas de Mahoma que un investigador amigo rescató del aire, junto con las voces de sus quince mujeres.
Tampoco encontré el primer rayo del sol llegado a la tierra y almacenado en una celda de tritio desde hace  millones de años. Es una lástima que se haya perdido todo eso”.
Abrieron una ventana frente al jardín, y una luz de color negro se metió en la casa. Esa luz le llevaba a Poros los secretos del universo. Por ella se daba cuenta de las estrellas que morían y de las que nacían cada dia. Percibía los movimientos del cielo y se comunicaba con cualquier inteligencia del universo.





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