Axo miró entonces contento a la criatura. Si Eres
no lo hubiera acompañado en su viaje a la cumbre, el no tendría posibilidades
de llegar a donde quería.
Lo tomó con cuidado en la mano derecha y metiéndose
en el nido se acomodó bien para dormir largas horas en los escarpados riscos.
La noche pasó en un instante, sin sentir el viento
formidable silbando en las grietas y en los hondos precipicios. Bramando colérico,
poderoso. Tampoco sintieron el cortante frío de la altura porque lo principal
para ellos era dormir y descansar.
Ya de día, cuando el sol se puso de frente, se
paró con hambre voraz, arrancando algunas hojas que crecían en las peñas, masticándolas
ansioso sin pensar que pudieran ser venenosas…….. pero no pasó nada y algo
calmado en su agonía estomacal, lanzó el bejuco a una roca saliente para
asegurarlo de allá. Le había hecho una llave que consideró segura y que probablemente
podía aguantar su peso. Apuntó con un tiro tan certero que la liana se aseguró
sin problemas, entonces se colgó suave para calcularle la resistencia y al ver
que no cedía, empezó a ascender lento poniendo toda su agilidad y fuerza en la
subida.
Se había prometido terminar de escalar hoy esa
parte tan difícil de la montaña pero tuvo un grave problema porque casi se cae
al abismo. La llave que le había hecho al bejuco se corrió peligrosa, quizás
por la humedad que tenía. Ya había subido nueve metros y estaba en el aire
únicamente colgado de la liana y sin ningún apoyo en los pies. Abajo un
despeñadero oscuro al que no se le veía fin, lo estaba esperando grave y en
silencio para acompañarlo a otros mundos. De pronto el bejuco se deslizò de la
roca y el joven en un total vacío, cayó al abismo en una bajada rauda y mortal.
La liana, que llevaba enredada en sus manos, golpeaba
las paredes como una larga serpiente tras el muchacho que irìa a estrellarse
indefectiblemente en alguna roca para convertirse en una masa amorfa…….Sin
vida.
Pero pasó algo prodigioso, algo realmente màgico.
El joven se quedó de pronto suspendido en el aire como una pompa de jabón que
fue ascendiendo en medio de la rocosa garganta hasta que en menos de dos
minutos alcanzó la superficie de esa parte de la montaña que estaba cubierta de
escarcha.
Axo comprendió inmediatamente quien era el
artífice de semejante prodigio. Tomó al alupio en la mano besándolo sin parar,
diciéndole. “Gracias mi fiel amigo, gracias por semejante portento que ha hecho
conmigo. Que hubiera hecho yo solo…..Si no estuviera ustèd? A éstas horas
estaría hecho papilla y ya sería carne de los buitres.
El alupio sonrió diciendo. “Algún día usted también podrá hacer éstas
cosas. Es algo natural. Son facultades que los hombres tienen pero que están
dormidas a causa de la ignorancia, del miedo y de la duda”.
Axo lo oprimió suave y volvió a besarlo quedándose
tendido en la blanca y escarchosa arena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario