lunes, 5 de septiembre de 2016

AXO, EL ALUPIO Y LA MONTAÑA 52 (La historia de una criatura humana(?) de ocho centìmetros.




Se hundió fugaz en la espuma para volver a asomarse en el aire roto por el agua, mientras se acercaba a la orilla donde estaban Axo y el alupio, a los que ya había visto con mirada ràpida.
Hacía mucho tiempo que había huido  del mar y de sus primas las ballenas que eran muy habladoras, para trepar por los ríos porque le había gustado el agua dulce, tan liviana y tan limpia.
El romaño se fue a vivir en un río cualquiera muy lejos del mar, donde las ballenas no volverìan a saber nada de él………..  Ellas lo persiguieron enloquecidas y extraviadas porque romaño tenía una alta inteligencia, superior a todos los peces del mar y porque no querían quedarse solas sin alguien que les explicara los raros fenómenos que pasaban en el agua………. Pero no lo encontraron.
El romaño conoció a los niños terrenales alguna vez que los vio jugar en la playa, a la orilla del mar. Le llamaron la atención por su ingenuidad y comprendió que podía jugar  con ellos sin problemas.
Al ver a Axo en la orilla del río recordó a los niños. Comprendió que quería pasar a la otra orilla y quiso ayudarlo. Por eso se metió en la oscuridad del líquido, y nadando con toda su fuerza llegó a la ribera donde el jovencito estaba.
De una vez le dijo.  “Se que quiere pasar al otro lado del rio, y he venido a ayudarlo”. “Ayudarme?”, respondió Axo sorprendido al ver a éste pez que no conocía.  “Me he dado cuenta que necesita llegar a la otra orilla y quiero colaborarle para que pase sin problemas” dijo el romaño algo cohibido por la sorpresa que  viò en el joven.   “Pero usted quién es?”. Axo no le quitaba la vista a éste enorme animal que se mantenía en la superficie soportando la violencia de la corriente, los golpes de los troncos, de las ramas y de algunas piedras que iban al fondo.  “ Soy un romaño, primo de las ballenas del mar. Vivo en éste río desde hace ochenta y cuatro años porque me gusta el agua dulce. Acepte mi ayuda porque sin ella no podrá llegar al otro lado”.  “ Y como nos pasará?”.  “ Se monta en mi espalda se agarra fuerte de la aleta que hay ahí, apretando muy duro las piernas en mis costillas.  Así resistirá los movimientos que yo haga y el empuje de la corriente, que es peligrosa.  “Y porqué tanta amabilidad?” Axo miraba con sospecha al romaño.  “ Porque soy amigo de los niños  y me gusta ayudarlos cuando tienen problemas.  Así me siento bien conmigo mismo”.   “Ajá buena cosa”.  “ Si. Uno tiene que ayudar a la gente cuando necesita”.
Axo lo miró otra vez y se dijo que quizás era verdad. Iba a creerle porque necesitaba llegar al otro lado con urgencia.






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