“A éste lugar” contaba el alupio mientras
navegaban por un espacio en el que no había tiempo ni comienzo ni fin llegaron
hace mucho tiempo los creadores de lo que nunca fue y fabricaron cosas que
jamás existieron. Inventaron palabras sin forma y sin sonido y se convirtieron
en chispas de agua-candela.
La luz negra y blanca que les parecía ver
mezcladas alrededor de ellos, era difícil de entender porque definitivamente no
eran luces. Todo era y no era al mismo tiempo. “Cómo explicar eso?”. “No sé. No
hay un lenguaje para éstas cosas”. Decía
el paraalupio hablando para sí, sin mover la lengua ni los labios que mantenía activos
en su charla.
Axo se sentía extraño pero tampoco se sentía así
de extraño.
Le preguntó al amigo “Cuando
saldremos de aquí?”. “Lo sé y no lo sé. Podría asegurarle cuando saldremos y
sin embargo no podría asegurarle nunca nada porque el nunca no existe”. “Como
así, no entiendo aunque podrìa entender sin entendimiento”. “Yo tampoco me
entiendo en èsta confusión que otro dia será entendible”.
El antialupio
aguzó la mirada para contemplar la distancia pero no pudo verla, porque no
habían distancias, solo antidistancias los rodeaban. El tiempo empezó a
tragarse a sí mismo hasta convertirse en un nudo brillante que daba vueltas
sobre sí mismo y crecía para luego desvanecerse y reaparecer igual que una espiral
sin un adentro ni un afuera….. Existía inexistiendo.
Llovieron
antilloviznas rojas-antirrojas que caían sin caer para elevarse a un cielo que
no había hasta que al fin aquella extensión
en la montaña crepitó iluminada por una inmensa chispa de agua-fuego y
todo aquello terminó sin haber acabado de terminar.
Pero finalmente terminó interminable.
Repuestos de semejante situación y otra vez en el
mundo real. . . (?) caminaron un largo
trayecto entre plantas bajas, pesadas de flores……Racimos gigantes.
Pasaron dos días andando entre la neblina sòlida
que se les pegaba en la ropa y en la piel aprisionándolos, deteniéndolos.
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