lunes, 30 de enero de 2017

AXO, EL ALUPIO Y LA MONTAÑA 67 (La historia de una criatura humana(?) de ocho centìmetros



Sin mucho esfuerzo se elevó veinte metros sobre el patio yéndose doscientos mas allá, en suave navegación con las alas extendidas calentando los músculos y la sangre. Poniendo ágil su cuerpo. Luego regresó con la cara satisfecha, alegre.
Axo estaba admirado de Rusos, vièndolo volar así. El  lo invitó para que se montara en su espalda, donde irìa seguro. El muchacho dudò pero sabiendo que estaba en la región donde todo podía pasar, brincó para acomodarse en las espaldas del inmortal que se había inclinado para que Axo se acomodara bien. Cruzó los brazos por la garganta de Rusos y los pies los metió entre dos correas colgantes que le permitían  asegurarse mejor. El alupio con su diminuto cuerpo invisible, quedó escondido entre la espalda  de Rusos y el pecho de Axo, ahí estaba bien y tibiecito. Respiraron fuerte para tranquilizarse y prepararon sus mentes en esa navegación desconocida.
Rusos caminó hasta una alta roca a la que se subiría con el fin de dejarse ir desde allì. Algo inclinado para que las alas tuvieran suspensiòn y pronunciando raras palabras, las extendió moviéndolas suave pero potente, preparando los músculos y planeando el vuelo hasta el sitio donde irìan. Cuando consideró que ya estaba listo, se fue al hondo vacio dominando el viento, haciendo parte de la luz y rompiendo las  nubes en aquel día bueno.
subiò como cualquier ave poderosa y en poco tiempo estuvo sobre la cima de la montaña. “Voy a llevarlos hasta cerca de la cumbre” dijo Rusos navegando en aquel viento frío.  “Les quedará poco camino para llegar a donde van. Mas o menos cuatrocientos metros tendrán que caminar”. Se quedó callado un momento y de pronto dijo al alupio.   “Ninguna compañía hubiera sido mejor para Axo, que la suya. Se ve que la naturaleza está empeñada en ayudar al muchacho a conseguir lo que quiere y usted ha sido el instrumento importante para eso”.
Y mientras hablaba volaba con mas potencia y a una velocidad de luz
El muchacho levantò un brazo señalando los últimos picos de la montaña que se asomaban  como fantasmas en la bruma.
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